DIGNIDAD Y EDUCACION

-Por Roberto Willy Crippa-

“Es indudable la transcendencia que tiene la educación en general, y en particular la educación cívica como presupuesto cultural para contrarrestar uno de los peligros decisivos para la democracia, que es la ignorancia”

Pensamientos que en sus letras marcaron a fuego sus ideas del sistema de gobierno de los que extraigo párrafos que son para leer, releer, pensar, comentar y decidir con el voto al elegir a los gobernantes.

Juan Bautista Alberdi describió con gran agudeza que “el sufragio de la multitud, donde la multitud es incapaz de sufragar porque ha mamado la obediencia inerte, no puede producir otro resultado práctico que poner el gobierno del país en manos de los menos dignos, de los más audaces y más hábiles de arrancarle su voto, por coacciones y artificios finos, que le dan aire de un sufragio libre, pero que en realidad son votos arrebatados por el fraude. Todo país gobernado por la multitud ignorante en las prácticas de la libertad, lejos de tener a su cabeza los mejores hombres del país, tienen infaliblemente los mayores intrigantes y bribones”.

Jorge R. Vanossi nos recuerda la preocupación que tuvo Justo José de Urquiza cuando creó el Colegio de Concepción del Uruguay en la Prov. De Entre Ríos, en cuyas aulas se educaron cívicamente varios protagonistas fundamentales de la política argentina como Julio A. Roca y Victorino de la Plaza. Otro Bartolomé Mitre con sus páginas sobre la enseñanza moral que nutrieron el pensamiento y la moral. Esteban Echeverría que fija el plan de gobierno basado sobre la educación que forjo Domingo Faustino Sarmiento, quien al cesar en la presidencia de la República aceptó con honor el cargo de Director de Escuelas de la Prov. de Bs. As. Nicolás Avellaneda que, después de ejercer la primera magistratura, fue presidente del Rectorado de la Universidad de Bs. As.

El auge del materialismo desprovisto de una finalidad espiritual, el logro de los objetivos personales al margen de la ley, la ambición desmedida alejada del bien común, la cultura burguesa, el imperio de la fuerza bruta sobre la razón y el dialogo inteligente, son todos los factores que conspiran y corroen la formación cívica, conduciendo al empobrecimiento espiritual de la sociedad. Se debe comprender, que para vivir con dignidad, hay que asumir la carga de ciudadano dejar la comodidad del mero habitante propio del hombre mediocre descripto por José Ingenieros.

Segundo V. Linares Quintana enseñaba: que la ignorancia de un pueblo o la semignorancia quizá más terrible que aquella, genera el clima propicio para el desarrollo del virulento y funesto germen del despotismo. Si el ciudadano no es educado para la libertad será siempre masa y nunca pueblo; rebaño que seguirá ciegamente a cualquier mal pastor, será especulador pasivo y no protagonista de la gesta cívica.

La experiencia revela que la participación de los ciudadanos, en el proceso del poder no siempre es consecuencia de la educación, sino de campañas de adoctrinamiento desarrolladas por el gobierno.

 

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