“Mientras se sobreactuaba compromiso con los derechos humanos se apadrinaba represores”

Abad sobre la detención de Milani.

Intentar que nadie recuerde la protección que el gobierno anterior hizo a Cesar Milani es una pretensión absurda. Las insólitas declaraciones de Juan Cabandié vuelve a poner de manifiesto lo que siempre hemos afirmado: el kirchnerismo es, apenas, un relato sin sustancia.

Mientras que la máxima autoridad del Estado sobreactuaba compromiso con los derechos humanos apadrinaba represores, desvirtuando así la genuina lucha de muchas personas y organismos que sí dieron su vida por la verdad, la memoria y la justicia. En términos políticos, históricos y simbólicos esa mentira ha hecho tanto daño a esa causa como los indultos de Carlos Menem.

Durante doce años utilizaron políticamente para su conveniencia un tema de profundas implicancias en la historia reciente de la Argentina. Esa es la política de derechos humanos que hoy invoca Cabandié al intentar despegarse de una verdad incontrastable: Milani era Jefe del Ejército de Cristina, no un simpatizante, una presencia más en los actos; tenía una relevancia y una jerarquía que no les permite ahora decir con simpleza que es una buena noticia su detención y que, en parte, es mérito de quienes lo protegieron.

Ojalá que se sepa la verdad sobre los cuatro hechos que vinculan a Milani con el terrorismo de Estado, la verdad es verdad y es colectiva; no es verdad con excepciones ni partidaria, y  sobre ella debemos construir la unión entre los argentinos: Milani dando explicaciones por su rol en la dictadura nos acerca más a ese ideal de unidad en la verdad.

Si se comprueba la participación de Milani en actos de terrorismo de Estado, hay que investigar a quienes encubrieron. No importa lo que declaren ahora en la prensa. Encubrir es también un delito. En política, la coherencia es el activo más valioso.  Cada vez quedan menos dudas: los derechos humanos para el kirchnerismo fueron una conveniencia y nunca una convicción.

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