Un Campeonato Federal de Asado congrega estilos y cortes de cada región del país

La cocción, el corte preferido o los condimentos que lleva el clásico “chimichurri”, tendrán su oportunidad el domingo 9 próximo, en el marco del Campeonato Federal del Asado en cercanías del Obelisco porteño.

El asado, la comida típica de los argentinos, presenta sus particularidades de acuerdo a la región del país ya sea en la cocción, en el tipo de corte preferido, manera de hacerlo o los condimentos que lleva el clásico “chimichurri”, de acuerdo a la región del país y todas ellas estarán presentes el domingo cuando se realice el Campeonato Federal del Asado en cercanías del Obelisco porteño.

Un vacío asado a leña de piquillín, quebracho, o algarrobo, y ahumado con canela, eucaliptus o laurel; un costillar hidratado con agua y sal al calor de las brasas; y chimichurri hecho a base de ajíes de la huerta, ajo y limón y cordero adobado con cerveza serán algunas de las fórmulas locales que harán particular cada propuesta.

“A la hora de comer un buen asadito, el noroeste argentino privilegia el ritual del fuego, generalmente hecho de maderas duras o de carbón vegetal, y dos formas de exposición: a la parrilla o a la cruz”, dijo un experimentado asador de la provincia de Salta.

El vacío, la tapa de asado y la tira de costillas son los cortes más usados en la zona aunque también el matambre, los chorizos, la morcilla y las achuras mientras que la llama es la carne que se suma a la mesa de los jujeños, además de las tradicionales carnes de vaca, cerdo, pollo, y chivito.

En el nordeste del país, y en particular entre los misioneros, la costilla de carne vacuna “no puede faltar cuando se enciende el fuego para un buen asado”, según carniceros, y parrilleros de churrasquerías de esa provincia consultados por Télam.

“Gracias a la gran variedad de árboles autóctonos de la zona podemos optar entre distintas clases de leña mientras que la canela, el eucaliptus y el laurel servirán “para ahumar y dar un sabor diferente a la carne”, sostuvieron los expertos.

Las provincias de Cuyo tienen una `Fiesta Nacional de la Ganadería de Zonas Áridas´ que se celebra en General Alvear (Mendoza), famosa por asar cada año unos 180 costillares a la llama.

“Empezamos el fuego con una leña fina y luego asamos con algarrobo. Comúnmente elegimos vacío y matambre, y el costillar, solemos ensartarlo a 75 grados del suelo con el lado del hueso hacia el fuego”, dijo el cocinero Daniel Alfonso, que actualmente es director de Turismo de General Alvear.

El secreto, según Alfonso, “es tener nuestros propios ajíes secos de la huerta y con ellos hacer el ají molido para el chimichurri que lleva además ajo, aceite y vinagre”; y en el caso de los costillares a la llama “los hidratamos con una mezcla de agua y sal”.

San Juan tiene un corte favorito: la “punta de espalda”, que tiene la forma del mapa de la provincia y que va pegado a las costillas, un corte jugoso, sin hueso y con menos grasa que el vacío, muy sabroso y apreciado.

La Pampa, provincia del centro del país, se destaca por el asado criollo con cuero que preferentemente se hace a leña de piquillín, árbol autóctono de las sierras cordobesas, donde la comida es tradición en todos los hogares los domingos.

Lorena Ferreyra, de Altos de Chipión (Córdoba), integrante de la dupla que se adjudicó el ‘Certamen Nacional de Asadoras por la Igualdad de Género’ realizado el mes pasado en la comuna El Manzano, comentó que “mayoritariamente es la carne de vaca la más asada, después del cordero, del chivito y de las aves”.

La asadora destacó que la mejor forma de cocinar es con “leña y a dos fuegos”, que a los cortes grandes les inyecta salmuera y que -como todo cordobés- usa “mucho el chimichurri, salmuera, nuez moscada y pimienta blanca”.

En el interior de la provincia de Buenos Aires, sobre todo en las comunidades más chicas, la carne de vaca es la más asada y los cortes preferidos son la costilla y el vacío, y le siguen el matambre, la tapa y la colita de cuadril; los chorizos y morcillas; y, cada vez más, cerdo y chivo, en ese orden.

En todos los casos se usa sal gruesa y también salmuera (sal gruesa, agua tibia, ajo y especias).

Los vientos fuertes en las zonas costeras obligan muchas veces a inclinarse por el chulengo, un tambor partido al medio con una parrilla en su interior, que cuando se coloca la carne se cierra como en un horno.

En las grandes ciudades, el carbón es el elemento más común y sobre todo más disponible, ya que la leña es un producto limitado; entre los que saben, el consejo a seguir para un buen asado es “nunca cortar la carne en la parrilla (para controlar el punto de cocción) porque se escapan los jugos más sabrosos”.

En los valles de Ushuaia (Tierra del Fuego), en el sur patagónico, “la carne de cordero es la estrella”, coinciden propietarios de restaurantes y responsables de los asadores clásicos del lugar.

“Para asarlo se utiliza el taco de lenga, un árbol característico de la zona, que proporciona una llama constante a medida que el taco se va quemando”, sostuvo Alejandro, cocinero de una de las parrillas más tradicionales del centro de la capital fueguina.

El especialista aclaró que para un cordero de 12 kilos se necesitan unos 8 tacos de leña de 2 kilos cada uno y que asarlo así es mucho más natural y sano, agregó el cocinero que sugirió adobarlo con sal, salmuera o cerveza mientras se va cocinando.

El domingo, 24 parrilleros, uno por provincia, competirán en el Obelisco para ver quien hace el mejor asado, que será evaluado por un jurado en el marco del primer Campeonato Federal en la ciudad de Buenos Aires.

Telam

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