No parece casualidad y así lo demuestra la historia, rumores y denuncias por supuestos escándalos contra funcionarios e instituciones, que terminan en nada, sin importar, ni medir, a quienes perjudiquen, difamando personas e instituciones de la comunidad.
La denuncia bien utilizada es una herramienta útil para la justicia, pero mal utilizada se presta a la difamación y a resultados poco saludables para el bienestar de las instituciones y la comunidad.
Si detrás de las denuncias hay personas ligadas a la política, mayor debería ser su responsabilidad para la correcta utilización de la denuncia, los recursos de la justicia y la vocación de rectitud que evite prejuicios, sensacionalismos, ya que la justicia debe ser el resultado de un proceso serio de comprobación que excede la instalación de un rumor y/o la mera denuncia.
La sensatez no se mide por la cantidad de rumores o de denuncias, sino por hechos que de las mismas se comprueben, hasta ahora ninguno.