Mensaje del Padre Maximiliano Turri, en el Acto del Día de la Bandera

-20 de junio de 2018-

“Es la bandera de la patria mía” cantamos casi emocionados al izarla y dejarla flamear a los cuatro vientos. Así, al mirarla, reconocemos en ella el símbolo que nos señala el abrazo que la patria realiza con cada uno de los que la reconocemos como propia. Mirándola nos sentimos identificados con una raíz común, nacidos en un mismo suelo e hijos de una misma madre: la patria.

“Que me ha dado Dios” seguimos cantando. Porque reconocemos que el regalo inmenso de la patria es un Don que viene de lo alto. La patria es sinónimo de tierra, de origen, de fundación. Nos ayuda a descubrir dónde está la simiente de nuestra historia y nos permite recordar que otros la han trabajado antes que nosotros. Eso es muy bueno, ya que enseña a las generaciones más chicas que la patria no comenzó con ellos ni que la patria se reduce a una camiseta de fútbol. La patria es un regalo de Dios a quien se lo agradecemos. De la misma manera que reconocemos y necesitamos defender el don que es la vida. En todas las instancias, en todas las condiciones, en todas las formas. La vida es un regalo que debe ser acogido como es. Con su dignidad y con su destino a ser tutelado por todos. Elevar la bandera argentina y no defender la vida de cada ser humano es un contrasentido que hay que reflexionar. Defender la vida humana es defender la patria. Defender la patria es sentirse orgullo de la bandera que elevamos en lo alto.

Así como somos, hijos de esta misma tierra, agradecidos por llamarla patria. No dejemos de agradecer a nuestros padres que hayan querido que vivamos. Gracias a ellos nosotros tenemos vida. No nos olvidemos hoy de agradecerles que nos hayan dejado nacer.

Sentirse ligados a la patria es reconocerla como propia, es hacer de ella una causa para amarla y para defenderla. Es buscar caminos de unidad que logren superar todas las divisiones. Si, la patria sangra cuando sus hijos nos matamos por intereses particulares.

Sentirse ligado a la patria es cuidar el medio ambiente. Ser responsable con el uso de los recursos naturales es un acto cívico y sobre todo cristiano. Cuidar y amar la patria es también no tirar un papel al piso y no contaminar si está en nuestras manos evitarlo.

Sentirse ligado a la patria es también cumplir con las obligaciones que cada uno posee. Desde el que estudia hasta el que trabaja, todos formamos parte de la construcción y el crecimiento.

La bandera izada tiene que hacernos recordar que somos hijos de esta patria. Ella nos necesita. Nadie podrá hacer de ella algo mejor si cada uno de nosotros, sin importar la edad, no es mejor persona.

Así pensaba Manuel Belgrano. Así lo hizo él, así debemos imitarlo. Si es que amamos la bandera y queremos ser hijos dignos de esta patria.

A la Virgen Inmaculada, la misma a quién Belgrano consagró su vida, le rogamos nos haga parecidos a él. A quien hoy homenajeamos.

Ave María

Compartir este artículo