Crimen de Erica Soriano: condenaron a 22 años de cárcel a Daniel Lagostena

“Se hizo justicia”, celebró la hermana de la víctima tras el fallo.

Daniel Lagostena (58) fue condenado a 22 años de cárcel por el homicidio de Erica Soriano (30), la joven desaparecida en 2010. La pareja de la víctima había sido declarado culpable el miércoles, aunque el Tribunal Oral en lo Criminal N° 9 de Lomas de Zamora aún no había definido el monto de la pena.

“No me hace diferencia que hayan sido 25 años de cárcel o 22 como finalmente le dieron. Lo importante es que se hizo justicia”, aseguró minutos después del fallo Verónica Soriano, hermana de la víctima, en referencia a la pena que había solicitado la fiscalía durante los alegatos.

Si bien el cuerpo de la joven nunca apareció, para los jueces quedó comprobado que Lagostena, quien estuvo en pareja con la víctima durante nueve meses, la asesinó y se deshizo del cadáver. Para eso habrían sido clave sus vínculos con comerciantes vinculados al rubro funerario. “Yo no lo maté. Ella se fue”, aseguró el condenado durante su declaración.

Luego de una larga investigación que se reactivó gracias a un billete de dos pesos, Lagostena (58) llegó al juicio detenido e imputado de “homicidio en concurso ideal con aborto en contexto de violencia de género”, ya que la víctima estaba embarazada en el momento de su desaparición.

Durante el juicio declararon entre 60 y 70 testigos. Varios de ellos aseguraron que Erica era hostigada y amenazada por su pareja, y que sufría reiterados episodios de violencia. “Si Daniel se entera me mata”, solía repetir, según contaron sus amigas.

En la investigación se dio por acreditado que el 20 de agosto de 2010 Lagostena y Erica, tras visitar a un ginecólogo en Capital Federal, se dirigieron a su domicilio en Lanús, donde ya se encontraba una persona no identificada hasta ahora que utilizó el teléfono de línea para llamar a una pizzería a las 22.01.

En base al estudio de otros llamados, se estableció que a las 22.13 Erica habló con una amiga, quien luego declaró que se dio cuenta que en el viaje iba manteniendo una pelea con Lagostena.

Según la investigación, cerca de la medianoche, el condenado comenzó a intercambiar mensajes con su sobrino Brian Poublán (25), hijo de su hermana, con quien hasta entonces no tenía un trato cotidiano ni habitual. Otras llamadas a celulares vinculados al joven se registraron cerca de las 5 de la madrugada del 21 de agosto.

Hubo otros elementos valorados a lo largo de la investigación. Uno de ellos fue aportado por el relato de familiares de la víctima, quienes contaron que cuando fueron hasta la casa en la que vivía la pareja hallaron ropa que supuestamente tenía puesta la joven cuando se fue. Según el relato de Lagostena, había abandonado el lugar luego de un discusión, había agarrado una cartera con todas sus pertenencias, salvo el celular, y el ácido fólico que tomaba por su embarazo.

Los peritos que trabajaron en la casa encontraron, pese a que hacía 24 grados, la chimenea caliente y restos de poliéster que se correspondían con una bombacha, por lo que se presume que el imputado quemó allí la ropa de su pareja. También se halló una mancha de sangre debajo de una mesita ratona que fue detectada con el reactivo Luminol, pero como había sido lavada sólo se pudo determinar que era de mujer.

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