A pulmón, el San Juan de Dios entra en la medicina a distancia

PRIMERA INICIATIVA INTEGRAL EN UN HOSPITAL PÚBLICO DE LA REGIÓN.

Médicos, enfermeras e informáticos conformaron un sólido equipo de telemedicina y enseñanza por simulación que ya tiene licencia para ingresar a la red nacional de telesalud

El beneficio es enorme. Un ejemplo. “A una persona que vive en una provincia del norte, se la puede diagnosticar desde aquí, incluso hacerle un tratamiento, siempre, claro está, trabajando en equipo con los médicos de allá. Y sólo vendrá a La Plata con fecha para la intervención quirúrgica”, dice, en lenguaje bien llano, el doctor Ricardo Campodónico, responsable junto con Fernando Orellana del área de Telemedicina y Simulación del Hospital San Juan de Dios, la primera en su tipo en centros públicos de la Región.

“Esa persona, ¿cuántos viajes y gastos está evitando? Tanto él como su familia. ¿Y cuánto se ahorra el sistema de salud pública?”, pregunta Juana Ayala, una de las enfermeras del equipo, que se completa con su colega Isabel Mattos y con los técnicos informáticos Sebastián Gajate y Sergio Linchetta.

Eso es parte de la Telemedicina. En tanto, la Simulación -o, mejor dicho, enseñanza por simulación- apunta nada más y nada menos que a capacitar y entrenar a todos los integrantes del equipo de salud, desde los choferes de las ambulancias y los camilleros hasta las enfermeras y los médicos, para minimizar la posibilidad de “daños” o “errores” en el complejo proceso de atención de un paciente. Y se lo hace sin invadir a ninguna persona internada, sino con actores o muñecos.

1879

En la sala 2 del San Juan de Dios, a la que se accede por la esquina de 25 y 70, funciona Telemedicina y Simulación. Consigna el Día. Un sitio que se refaccionó por completo “para poner en marcha la iniciativa impulsada por la dirección del hospital”, comenta Campodónico, al tiempo que hace un poco de historia. “Las cuatro salas (1, 2, 3 y 4) nacieron antes que La Plata, en 1879. El pueblo más cercano era Ensenada. Hasta aquí se llegaba en carreta o caballo. Y lo levantaron lejos adrede, porque en esa época se aislaba a los tuberculosos”, apunta.

Sergio, ex alumno del Nacional y técnico informático, ahora puede simular allí, sobre un muñeco didáctico, cualquier tipo de patología o situación. “Simulá un paro (cardíaco)”, le pide Orellana, y el propio médico emergentólogo empieza a actuar en coordinación con Juana, una de las enfermeras.

ENTRENAR, ENTRENAR, ENTRENAR

“A la hora de enseñar y aprender no se puede invadir más a los pacientes. Y menos aún llevar a cabo este tipo de entrenamiento, que es clave. Una mala comunicación entre el médico y la enfermera, una mala maniobra del camillero, una indicación que se anotó o se interpretó incorrectamente, cuestiones mínimas hacen una enorme diferencia en el proceso de atención, aquí y en cualquier hospital del mundo. Pero ese margen de error se minimiza con entrenamiento y entrenamiento, y más entrenamiento. Por eso, en los simulacros hay un compromiso real. A punto tal que hay quienes salen llorando del lugar por el grado de estrés por el que pasan”, subraya Campodónico. “Luego se lleva a cabo un proceso reflexivo y autoevaluador con todo el equipo. Y se siguen repitiendo las prácticas , una y otra vez”, señala Isabel.

¿Cómo se le da una mala noticia al familiar de un paciente? ¿Cómo se trata a un paciente? “Todo eso no se enseña en la carrera. Hay que entrenarse”, dice Campodónico. “Y capacitarse en servicio”, casi exclama Juana Ayala. “No se le puede dar una medicación a alguien que está internado sin decirle quién la indicó y para qué, previa charla con el médico. La revisión permanente de los procedimientos es fundamental”, agrega.

La enseñanza por simulación tiene puntos de contacto con la aeronáutica, dicen los médicos.

“Una vez, un aviador preguntó cómo podía ser que los cirujanos no entrenaran todos los días en simuladores. Y añadió: la práctica hace al maestro”, recuerdan, para resaltar que el objetivo del área es, en principio, entrenar a todos los equipos del propio Hospital San Juan de Dios. Luego, si se realizan convenios, la experiencia podría extenderse.

A DISTANCIA

Orellana y Campodónico explican que la telemedicina es “el suministro de servicios de salud, por un equipo de salud, mediante las Tics (tecnologías de la información y la comunicación), cuando el factor decisivo es la distancia”.

Se puede dividir en tres partes. Por un lado, la teleeducación. “Básicamente a través de ateneos didácticos, la meta es revertir las inequidades del conocimiento en materia asistencial”, enfatiza el cirujano y magister en sistemas y servicios de salud, Ricardo Campodónico.

“Entraremos a la red nacional de telesalud, en principio para cirugía maxilofacial y dermatología” Fernando Orellana, Médico. Emergentología.

“Que viaje la información y no el paciente evitará traslados que las personas no pueden afrontar” Ricardo Campodónico, Médico. Cirugía general y de tórax.

También se lleva adelante teleasistencia. “Se trata de interconsultas a distancia. Segundas opiniones sobre un caso determinado, que se puede solicitar desde cualquier lugar al hospital, o desde aquí a otro centro”, detalla Fernando Orellana.

Y la telegestión, que, como se dijo, implica que “viaje la información y no el paciente, a fin de realizar todo lo posible sin forzar traslados que en muchísimos casos implican gastos que las personas no pueden afrontar”. Ello va de la mano de la informatización de las historias clínicas.

¿Y cómo se montó este equipo (denominado Sinaptics)? “A pulmón. Con la firme decisión y apoyo de la dirección del hospital y aportes de los profesionales. Aquí hay un gran aporte vocacional”, remata el doctor Orellana.

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